Bruno era el tipo de persona que te encantaría odiar. Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decirle a la gente. Cuando alguien le preguntaba como le iba, él siempre respondía;
– Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo
Como gerente de una cadena de restaurantes era un caso único, los mozos pedían el traslado para seguirlo a la sucursal en la que él fuera a trabajar. Bruno era un motivador natural. Si un empleado tenía un mal día, él estaba ahí para encontrarle el lado positivo a la situación, por mala que fuera. Yo trabajaba con él y veía diariamente su actitud para resolver con entusiasmo cualquier situación; un día me animé y le dije;
– Sinceramente no entiendo como es posible que puedas ser una persona positiva todo el tiempo;. Él me respondió:
– ;Cada mañana cuando me despierto, me digo a mí mismo ; Bruno, hoy tenés dos opciones, podés elegir estar de buen humor o podés elegir estar de mal humor-. Y elijo estar de buen humor.- Cada vez que sucede algo malo, puedo elegir entre ser víctima o usar el mal momento como experiencia-. Entonces, elijo guardarlo como experiencia.- Cada vez que alguien viene a mí a quejarse, puedo aceptar su queja o permitir que se lamente, o puedo ayudarlo a ver el lado positivo de la situación. Y eso es lo que hago. Si te ponés a pensar, tu vida se basa en tus elecciones. Cuando uno quita todo lo demás, cada situación a la que nos enfrentamos es una elección. Cuando uno elige como reaccionar ante cada situación y cuanto lo afectará la gente que lo rodea en su estado de ánimo. Uno mismo es quien elige estar de buen o mal humor. En resumen, uno es el que elige cada Día como vivir su vida;
– Sí claro, yo lo entiendo, pero no es tan fácil hacerlo;,protesté.
– Sí lo es. Es sólo cuestión de práctica;, me dijo.
Poco tiempo después, cambié de trabajo y perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en él cuando debía hacer una elección de vida. Pasaron varios meses, y un día hablando con un amigo común me enteré de que a Bruno lo habían asaltado. Los ladrones le habían disparado antes de escapar y lo dejaron mal herido. Después de 8 horas de cirugía y semanas de terapia intensiva estaba mejor, pero aún no había sido dado de alta.
Fui a visitarlo y cuando al entrar al cuarto que ocupaba en la clínica le pregunté cómo estaba, me respondió:
– Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo;
Yo no podía creerlo, aún conservaba intacta su fabulosa actitud positiva ante la adversidad! Cuando le pregunté qué pasó por su mente en el momento del asalto, me contesto:
– Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones: podía vivir o morir
– No sentiste miedo?; le pregunté.
– Los médicos que llegaron y me atendieron eran geniales , no dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras del cirujano y su equipo, realmente me asusté. . . podía leer en sus ojos: Es un hombre muerto… Supe entonces que debía tomar una decisión rápida;.
– ¿Y qué hiciste; Le pregunté.
– Bueno, cuando el médico anestesista me preguntó si era alérgico a algo, yo respirando profundo grité: , a las balas . ; Mientras reían les dije: ;Estoy eligiendo vivir . . . por favor opérenme como si estuviera vivo, no muerto;.
Bruno vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo, por su asombrosa actitud positiva. La actitud, finalmente lo es todo, ante cada momento de la vida.
Les conté esta historia a mis amigos, y hoy hablando por teléfono con uno de ellos me dijo:
– Desde el día que me contaste la historia de Bruno, en el mundo no cambió absolutamente nada, pero yo sí cambié mi propia actitud con el mundo y desde ese momento, todo mejoró en mi propio mundo personal. . ;
El escuchar a mi amigo me sirvió para aprender que cada día tenemos la elección de vivir plenamente. Si queremos ser positivos o no, también es una cuestión de elección.