Y de nuevo, casi ya a comienzos del 2000 el Señor le habló a Noé y le dijo:
– Dentro de 6 meses haré llover cuarenta días y cuarenta noches, hasta que toda España sea cubierta de agua y toda la gente mala sea destruida. Pero quiero salvar a los buenos y a dos criaturas de cada clase viviente en España. Te ordeno construir un arca. Y entre rayos y centellas le dio las instrucciones de lo que debía hacer, mientras tembloroso Noé González, un ciudadano español solo atinaba a decir:
– Ok, Señor, Ok.
– Seis meses y comenzará a llover! Mas te vale tener el arca lista a tiempo, o aprende a nadar por el resto de tu vida.
Pasados los 6 meses, el cielo se nubló y el diluvio comenzó de golpe.
El Señor se asomó entre los negros nubarrones y pudo ver a Noé llorando en el patio de su casa y no vio ningún arca.
– Dónde esta el arca, Noé? -preguntó furibundo.
– Perdóname, Señor -suplicó el pobre hombre-, hice lo que pude pero encontré grandes problemas.
Haciendo una pausa volvió a hablar:
– Primero, tenia que buscar un permiso de construcción y pagar unos impuestos altísimos para poder sacar los planos, sin contar el débito bancario. Después de eso me exigían que el arca tuviera un sistema de seguridad contra incendios, lo que pude arreglar sobornando a un funcionario. Entretanto, los vecinos se quejaron con la Asociación Municipal de Vecinos de que yo estaba construyendo el arca en una zona residencial, y en eso perdí varios meses en visitas inútiles a la Municipalidad pues el Jefe de Gobierno quería una contribución a su campaña de re-elección. Más, el principal problema fue conseguir suficiente madera para fabricar el arca, pues el Instituto Maderero Nacional no quisieron entender que se trataba de una emergencia, y cuando dije que eran órdenes tuyas para salvar a los buenos del país y a los animales que son únicos en España, me preguntaron si estaba loco, que sólo había madera disponible para lo que decidiera el Gobierno por Decreto de Necesidad Urgencia. Entonces aparecieron los sindicatos que, apoyados por el Ministerio de Trabajo, me exigían dar empleo a sus carpinteros afiliados. Mientras tanto, comencé a buscar los animales de cada clase y tropecé con el Ministerio de Agricultura que me obligo a llenar muchísimos formularios y pagar otros tantos impuestos. Obras Publicas, por su parte, pidió un plano de la zona que iba a ser inundada y le envíe un mapa del país. Casi me matan. Por ultimo, la Guardia Civil y el mismo Ejército me hicieron un allanamiento diciendo que en busca de no se que y me desbarató lo poco que ya había logrado avanzar en la construcción del arca.”
Noé acabó su relato y el Señor nada respondió. Al cabo de unos minutos el cielo empezó a despejarse. Salió el Sol y un arco iris ilumino el firmamento.
– Quiere eso decir, Señor, que no vas a destruir España?
– No -respondió una voz entre las nubes-, ya alguien se está encargando de eso…