A los 5 años: Mi papá “es lo máximo”. Se las sabe de todas todas.
A los 10 años: ¡ Qué grande e importante en mi papá.
A los 15 años: Mi papá anda fuera de onda.
A los 20 años: Mi papá ya no da una, sus ideas son anticuadas y están fuera de foco.
A los 30 años: No sé como mi papá no pudo hacer lo que yo hice y voy hacer.
A los 40 años: Voy a consultar a mi papá; he visto que mucho de lo que me ha dicho se ha cumplido.
A los 50 años: ¡Qué lastima que se murió el viejo! Cuantos buenos consejos me dio y no aproveché.
A los 60 años: ¡Qué sabio era mi papá! Cuántos problemas me hubiera evitado de haberle hecho caso antes.
A los 70 años: ¡Qué sabios éramos los dos! Cuántos problemas hubiéramos evitado de habernos escuchado.