Una vez, un padre de una familia acaudalada llevo a su hijo a un viaje por el campo, con el firme propósito de que este viera cuan pobres eran las gentes del campo, que comprendiera el valor de las cosas y lo afortunados que eran ellos. Estuvieron por espacio de un día y una noche completos en una granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le pregunta a su hijo:
– Qué te pareció el viaje?
-Muy bonito Papá!
– Viste que tan pobre y necesitada puede ser la gente?
– Sí!
– Y que aprendiste
– Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina de 25 metros, ellos tienen un riachuelo que no tiene fin. Nosotros tenemos unas lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta la barda de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Especialmente Papa, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. Tu y mi mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo.
Al terminar el relato, el padre se quedo mudo… y su hijo agregó:
– Gracias Papá, por enseñarme lo rico que podríamos llegar a ser !!!
Para que vean que no todos vemos las cosas desde el mismo punto de vista…..
“Hector Fung”