“El National Westminster Bank admitió el mes pasado que mantiene información personal sobre sus clientes -tal como su afiliación política- en sus ordenadores.
Pero ahora Computer Weekly revela que otra institución financiera, sin nombrarla, ha ido más lejos y se ha adentrado en el campo del abuso personal. Esta institución decidió mandar a 2000 de sus mas ricos clientes propaganda invitándoles a suscribirse a algunos servicios extra. Uno de sus programadores escribió un programa para seleccionar a estos 2000 clientes de entre sus bases de datos, y lo probó con un cliente imaginario llamado “Rich Bastard.”
Desgraciadamente, un error hizo que las 2000 cartas empezasen con el saludo “Querido Rico Bastardo”. El desafortunado programador fue despedido.
“New Scientist, 28 august 93, Feedback column”