Un matemático oriental inventó el admirable juego de ajedrez. Entonces el monarca de Persia quiso conocer y premiar al inventor. Y cuenta el árabe Al-Sefadi que el rey ofreció concederle el premio que solicitara.
El matemático le pidió 1 grano de trigo por la primera casilla del tablero de ajedrez, 2 por la segunda, 4 por la tercera y así sucesivamente, siempre doblando la cantidad, hasta la última de las 64 casillas.
El soberano persa se indignó porque le pareció que el pago muy bajo con respecto a la magnitud de su invento.
Luego de unos instantes vieron que no había trigo suficiente en los reales graneros, ni en los de toda Persia, ni en todos los de Asia para pagarle, ya que la suma daba: Diez y ocho trillones, cuatrocientos cuarenta y seismil setecientos cuarenta y cuatro billones, setenta y tres mil setecientos nueve millones, quinientos cincuenta y un mil seiscientos quince granos de trigo.
18.446.744.073.709.551.615.